El bruxismo es un hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes, que puede ocurrir mientras se está despierto o durante el sueño y afecta tanto a niños como a adultos. Suele relacionarse con estrés o ansiedad y, si es intenso o frecuente, puede dañar dientes y mandíbula.
Definición básica
El bruxismo consiste en apretar, rechinar o crujir los dientes sin una finalidad funcional, es decir, no se trata de masticar comida sino de un movimiento “parafuncional”. Puede presentarse como apretamiento (sin ruido) o como rechinamiento con movimiento de los dientes de un lado a otro.
Síntomas frecuentes
Entre los síntomas más comunes se incluyen desgaste o fracturas dentales, sensibilidad dental y dolor en la mandíbula o en los músculos faciales. También pueden aparecer dolores de cabeza, dolor de oído no explicado por infecciones y molestias al despertar cuando el bruxismo es nocturno.
Causas principales
Se considera una condición multifactorial en la que influyen el estrés, la ansiedad y ciertos rasgos de personalidad (por ejemplo, personas muy tensas o perfeccionistas). También pueden participar factores como alteraciones del sueño, algunos medicamentos o enfermedades neurológicas, e incluso cierta predisposición genética.
Tipos de bruxismo
Se suele distinguir entre bruxismo de vigilia (cuando la persona está despierta) y bruxismo del sueño (durante la noche). Además, puede clasificarse según el movimiento: céntrico (apretar) y excéntrico (frotar o deslizar los dientes), cada uno con patrones de desgaste diferentes.
Tratamiento y qué hacer
El tratamiento busca proteger los dientes y reducir dolor y tensión, e incluye férulas oclusales (protectores que se usan sobre todo de noche) y técnicas de manejo del estrés y relajación muscular. En algunos casos se combinan terapias odontológicas con fisioterapia u otras intervenciones para la articulación temporomandibular y para mejorar la calidad del sueño.
