Una buena alimentación puede prevenir una amplia variedad de enfermedades, especialmente las crónicas no transmisibles. Entre las principales enfermedades que se pueden prevenir están:
- Enfermedades cardiovasculares, como hipertensión y cardiopatías, al consumir menos grasas saturadas, limitar el consumo de sal y alcohol, y aumentar la ingesta de frutas, verduras y lácteos bajos en grasa.
- Diabetes, a través de una dieta saludable que mantenga un peso adecuado y regule los niveles de glucosa en sangre.
- Cáncer, favorecido por una dieta rica en antioxidantes, vitaminas y minerales presentes en frutas y verduras.
- Obesidad, evitando alimentos procesados, altos en grasas saturadas y azúcares refinados.
- Osteoporosis, mediante una dieta que aporte calcio y vitamina D.
- Enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer, siendo también favorecidas por una alimentación equilibrada.
- Anemias y artritis, que pueden mejorar con una nutrición adecuada y balanceada.
Una dieta saludable típica incluye una amplia variedad de frutas y verduras, granos enteros, legumbres, carnes magras, pescados, lácteos bajos en grasa y grasas saludables como las del aceite de oliva. Además, es importante reducir el consumo de alimentos procesados, grasas saturadas, grasas trans y azúcares añadidos. El acompañamiento con ejercicio físico regular potencia estos beneficios preventivos para la salud.
Por lo tanto, mantener una alimentación balanceada y variada, junto con un estilo de vida activo, es fundamental para prevenir muchas enfermedades y promover un bienestar duradero.