Un bebé recién nacido tiene aproximadamente entre 270 y 300 huesos, dependiendo de la fuente, pero la cifra comúnmente aceptada es alrededor de 270. La diferencia con los adultos, que tienen 206 huesos, se debe a que muchos de los huesos de los bebés están separados y posteriormente se fusionan conforme el niño crece. Esto es especialmente visible en el cráneo, donde los huesos están unidos por tejidos cartilaginosos para facilitar el parto y el crecimiento del cerebro. Es importante destacar que esta cantidad puede variar ligeramente, pero el concepto principal es que los huesos del bebé son más numerosos y flexibles para permitir el desarrollo y el paso por el canal del parto, fusionándose con el tiempo para formar la estructura ósea adulta estándar de 206 huesos. Así, un bebé tiene aproximadamente 270 huesos al nacer, que se reducirán a 206 en la adultez por la fusión ósea natural durante el crecimiento.
